lunes, 3 de marzo de 2014

MI MÁSCARA

Permitidme, por favor, quitarme esta tarde la máscara... necesito hablar, necesito sentir con la esperanza de dejar de sufrir... por lo menos sincerándome...


Con catorce años, cuando la orientadora de mi centro escolar, estableció mi capacidad intelectual muy superior a la normal... entendí que eso debía ser lo que hacía que yo fuese tan rara.


Y digo rara porque cuando en el parvulario con cuatro años comenzaban con las letras, yo ya asistía por las tardes a la Academia Álvarez, en Teatinos, Oviedo, donde me ponían ejercicios de multiplicaciones y divisiones... Pero... en la clase de parvulitos yo era la primera en aprender la letra "a"... comencé a ocultarme...


¿No percibió mi maestra de párvulos nada raro en mi?... Quizás ya llevaba mi máscara puesta.


A medida que fui creciendo, la máscara seguía acompañándome... gran aliada para evitar que me señalasen con el dedo... pero me sentía tan criticada que a los ocho años mis padres me cambiaron de centro escolar... 
¡Qué buena noticia!... gente nueva, desconocida...


En la universidad sentía vergüenza... todos tenían problemas con el cálculo, con álgebra... y yo no... Me atraía la física cuántica... y no lo podía comentar para que no me aislaran...


A pesar de llevar la máscara encima, de haber adoptado un aspecto físico tan grotesco, la panky me llamaban (hoy en día hubiera sido bautizada con gótica más bien), mis resultados académicos me delataban.... 


He sentido vergüenza por recibir premios por mi expediente académico, por recibir una beca para trabajar en el departamento de energía de la Universidad de Oviedo, vergüenza por haber sido contratada como inspectora en el Ministerio de Medio Ambiente... por haber sido seleccionada como persona con talento por una multinacional americana... vergüenza... es lo que sentía y siento...


Actualmente sigo con mi máscara, no quiero ser discriminada en mi centro laboral... por mi familia... y por mis pocos amigos...


Sin la máscara soy demasiado vulnerable, demasiada recepción sentimental de mi entorno... por eso me ayuda a renegar a los sentimientos, a evitar sentir para no ser dañada... no quiero sentir para no sufrir... y no quiero que se me vea...


Me pregunto qué vida es mi vida, ¿es mi vida o es la vida de mi máscara?... porque ... ¿quién soy yo?


No me encuentro... me siento sola... estoy sufriendo... ¿por qué no me protege mi máscara?

- ANÓNIMO -

No hay comentarios:

Publicar un comentario